Los inhibidores de la miosina pertenecen a una clase química distinta que se dirige específicamente a la actividad de la miosina, una proteína motora crucial que se encuentra en las células. Estos inhibidores están diseñados para interactuar con la miosina de forma que impidan su función normal, que implica la conversión de la energía química del ATP (trifosfato de adenosina) en trabajo mecánico. La miosina desempeña un papel fundamental en diversos procesos celulares, sobre todo en la contracción muscular, la citocinesis durante la división celular y el transporte intracelular de orgánulos y vesículas.
Los inhibidores actúan uniéndose a sitios específicos de la molécula de miosina, alterando su capacidad para formar fuertes conexiones con los filamentos de actina, la otra proteína clave implicada en la contracción muscular y otros movimientos celulares. Por consiguiente, los inhibidores de la miosina pueden reducir eficazmente la motilidad celular y alterar las propiedades contráctiles de los tejidos musculares. Debido a su capacidad para modular estos procesos celulares vitales, los inhibidores de la miosina han despertado un gran interés en la investigación científica y podrían tener diversas implicaciones para futuras investigaciones.